Tumbada en
silencio como
una musa
pictórica o literaria
Muda siento
el hueso de la
muñeca que
se clava contra
el de la
mejilla Solo somos
cuerpo y
debería existir
un espacio
hermoso y soleado
para
quienes queremos morir
lleno de
mares y mujeres
recogiéndose
el pelo
A cambio hay salas donde
las niñas
con gafas vomitan
en cajas de
cartón con forma
de hígado
las ancianas con
respirador
verde intentan
recostarse
en sus hijas
que rectas
como insectos
llaman por
teléfono casi
enfadadas
porque ya
es muy
tarde Los abrigos
beige dan
ganas de morirse
antes Y las
suicidas que
soñábamos
con el mar
viajamos
junto a la sirena
de una
ambulancia en la
que también
hay instrumental
para niños
de menos de
treinta
kilos de peso
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