Nos despertábamos de noche lo
que nos hacía más pequeños frente
al universo pero íbamos a emprender
una gran aventura subir hasta la cima
de una montaña para ver amanecer
Tú te sabías bien el camino y yo me
sentía segura excitada el mundo se
iba haciendo cada vez más nuestro
según nos acercábamos a la cima
pisando una tierra negra entre árboles
grises Arriba nos sentábamos juntos
y abríamos los bocadillos para desayunar
para esperar el gran momento Cuando el
sol comenzaba a salir yo sentía que éramos
poderosos que era solo para nosotros que
la luz me decía muchas cosas y que tú me
habías hecho el mejor regalo que un padre
puede hacer a una hija de nueve años
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