El pájaro negro con sus patas
cierra los ojos de quienes mueren
corroídos por el cáncer delgados
como los niños delgados Después
pasean por el césped entre los
bañistas y sus sillas plegables
El pájaro negro con sus patas
cierra los ojos de quienes mueren
corroídos por el cáncer delgados
como los niños delgados Después
pasean por el césped entre los
bañistas y sus sillas plegables
Por todos los muertos el pájaro
negro lanza
un graznido dulce
Por los que
no sabían que iban
a morir por
los que nunca lo
supieron Por
los que deseaban
hacerlo por
aquellos a quienes
no les
importaba. Por los que
llamaban a
su madre. Por ti
El pájaro
negro lanza un graznido
dulce por
todos los muertos
El pájaro negro camina por el
borde del cuadro pintado en
el psiquiátrico Es fino y sus
uñas se clavan en el azul celeste
pierde
el
equilibrio
araña la acuarela El paseo se
convierte en una metáfora
De rodillas hincada en la tierra
cometía el asesinato cortaba con
las tijeras de podar crías de árboles
yo amante de la selva y las echaba
en nuestra bolsa de basura como
un aborto Con un rastillo recogía
las hojas muertas de los pinos que
un día me llegaron por los hombros
y hoy dan sombra Llevamos los restos
al vertedero lleno de neveras Me hiciste
una fotografía en la montaña de basura
con mi vestido rojo y mis ojos de haber
cometido un delito junto a ti con nuestras
propias manos para existir en la “limpieza”
El pájaro negro escucha
follar a los vecinos de arriba
a las siete de la mañana
Mientras cuenta los besos
que va a dar sabiendo que
hay un condón en la basura
y unos ojos azules mirando
una pantalla de ordenador
Desea tener una polla negra
para penetrar al mundo Ambos
morirían
en cada envite lleno de vejez
de deseo de enfermedad invisible
El pájaro negro va posando
sus patas por el cuerpo
desnudo
delgado
de la mujer blanca Llega
hasta su boca y coge con
el pico el insecto del que
ella se alimenta para dar
de comer a las crías que
no pueden parir porque
ya se asesinó el hambre
la hora de almorzar y la
mesa con mantel de cuadros
Nuestros dedos se juntaban cada
uno a un lado de la alambrada Yo
en la acera Tú en la tierra enlazábamos
el plástico para sujetar la tela verde
Yo que nunca salgo de mi terraza y
me quedo aterrorizada junto a la
lavadora estaba construyendo
me subía a la tapia para encontrar
tus dedos en lo alto sin miedo
aunque no podía dejar de pensar
que un día allí estuvo mi almendro
El nido del pájaro negro está
hecho de cuando ya no quieres
besar a alguien de las tijeras
rojas que están siempre
encima de la encimera de la
cocina de los tumores extirpados
en la papelera del quirófano de
las niñas con las bragas bajadas
haciendo pis entre dos coches
en compañía de sus madres sin
saber si lo que sienten ya es
vergüenza
El pájaro negro sigiloso entra
en el mercado y sale volando
con un corazón de vaca entre
sus garras Lo posa en la rama
del árbol más delgado solitario
en el desierto
Lo incuba
Amaneceres
Atardeceres
Anocheceres
Cría gusanos blancos que se
suben por sus plumas negras
Acaba de
pasar un pájaro negro
Se ha visto
su sombra como las
que
proyectan los vasos antes
de llegar a
la mesa las de las manos
que apagan
un cigarro las de los árboles
en la
penumbra También las de las cajas
de galletas
en las cintas transportadoras
las de los
vestidos que caen en las camas
las de los
bebés al ser levantados de sus
cunas las
de los ataúdes rodeados de focos
en las
peceras de los tanatorios las
de los
gatos que pasan despacio
por delante
de la televisión encendida
las sombras
de todos los rincones
primeros
días de colegio la del padre
la de la
cuchilla donde brillan azules
las venas la
sombra de la poesía
Acaba de pasar un pájaro negro
No puedo plantar flores mi tierra
está llena de veneno crecerían crías
del pájaro negro saldrían sus pequeñas
cabezas con los ojos pegados dentro
de la maceta como un racimo de uvas
graznarían llamándome como si yo
fuera su madre yo que quiero una flor
y su ruido tierno aterrador me recordaría
que ya no me queda agua
Fue solo un instante Me salieron
las alas y era yo el pájaro negro
agité con fuerza asesina un yogur
grité MAMÁ muy bajito y muchas
veces Lloré crías de pájaros caídos
de los almendros y no supe cuál era
la mía buscando de rodillas en la
arena había pasado ya demasiado
tiempo desde todo lo que nace y
puede morir si no estoy atenta Soy
el pájaro negro solo puedo volar sola
sobre tejados sin tejas agitar con
fuerza asesina un yogur gritar MAMÁ
muy bajito y muchas veces
Y entre masturbaciones aparecieron
unas alas eras tú el pájaro negro con
las tijeras ingenuas sobre la mesa que
podían cortar mis intestinos como una
hoja de papel para exponerlos en las
paredes Eras tú el pájaro negro con
las alas bajo las estrellas con una voz
que te coge con sus garras y te suelta
desde lo alto en las piedras de una
montaña como un muñeco abandonado
junto al contenedor de basura de noche
con los ojos en blanco y el cuerpo de tela
blanca El pájaro negro se masturba y mata
Solo algunos domingos íbamos a
vuestra cama al despertarnos y nos
metíamos los cuatro bajo las sábanas
Tú nos contabas cuentos pero no de
esos que todo el mundo se sabe
cuentos solo para nosotros que te
inventabas Eran siempre los mismos
y sin embargo distintos Nos reíamos
Tú también al contarlos en aquel útero
paterno donde una galleta rodaba por
el mundo una ola se comía los bocadillos
de los niños Solo algunos domingos
quiero volver a esa cueva de tela
para que me cuentes cuentos porque
me muero de frío
He visto el vientre de una mosca
a través de una ventana y me ha
recordado la muerte los enfermos
que piden agua en los hospitales
con batas abiertas por espalda He
visto el vientre de una mosca a través
de una ventana y me ha recordado
las vísceras frágiles las células que
nos asesinan mientras compramos
el pan o follamos en la cama en la
que dormimos He visto las pequeñas
patas de la mosca como agujas y he
llorado mucho
Hacía tanto frío en la casa de campo
cada invierno Recuerdo tus dedos
como unos palos más encendiendo
el fuego que sería nuestro refugio
Por las noches tiritaba en la cama
y tú traías un ladrillo caliente envuelto
en una toalla que había estado entre
rescoldos y lo colocabas a junto mis
pies pequeños Nunca olvidaré el calor
que desprendía ni el olor a chimenea
de las calles del pueblo Eso es el invierno
Un ladrillo caliente envuelto en una toalla
en mi cama junto a mis pies pequeños
Supe entonces que nunca dejarías que
pasara frío
Soy una hija una lactante que se
aferra a los grandes pechos de
su madre y tranquila succiona
la leche con las pequeñas manos
apoyadas en su piel Soy aún el
feto que juega dando patadas
en el vientre y ve igual que al cerrar
lo ojos al sol Lo demás es como
un sueño como cuando sientes el
calor del radiador apagado yo
habito todavía los brazos de mi
madre el ocupar solo un pedazo
de otro cuerpo fuera de ahí estoy
perdida en una sucesión de paredes
de cocinas buscando ese líquido
que me alimente esa piel que es
la mía Soy una hija no sé andar
ni decir ni una sola palabra lo demás
no me pertenece ni este poema