En la mesilla que no me gusta porque
está pintada verde ocultando su
color madera donde guardamos fotos
antiguas hay una de una joven de
blanco con una dedicatoria “De
una chica yeyé a un chico yeyé”
Solo tú sabes quién es para el resto
es una desconocida en el cajón de las
fotos familiares pero a mí me fascina
ya que puedo inventarme vuestra historia
o muchas historias Tú con tus ojos verdes
volvías cada verano al pueblo en el que
te gustaría haber nacido y con ese olor
que yo también conozco te reencontrabas
con todas las jóvenes entre las cuales
tenías tanto éxito tú tan delgado tan
seductor Aquella chica yeyé tuvo el
privilegio de besarte o solo lo deseó
quizá le quitaste esa rebeca blanca y
ella fue muy feliz tal vez sucedió en ese
rincón en el que yo también besé a alguien
Siempre fuiste ese chico yeyé cuando
tonteaba contigo la cajera del supermercado
o te desabrochaba la camisa la dependienta
de la sección de colonias de El Corte Inglés
mamá y yo reíamos Chico yeyé ven a mi
casa siéntate en la silla azul y cuéntame
esa historia porque otras ya me las sé
ya te he visto rodeado de mujeres en la
piscina pública después de hacerte un
largo sin sacar la cabeza para respirar
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