Desenredaba tu pelo largo en la terraza que
ya estaba
empezando a congelarse No
nos
lavábamos porque éramos unas locas cerdas
felices tú
llevabas una hija dentro con nombre de
mártir La vi
nacer vi su placenta encima de
una mesa y
sentí pena como si mirase
una
carnicería de un pueblo pequeño
Te marchaste
y llegó la antártida como el
miedo al
dolor de regalarte aquel portavelas
que tanto te
gustaba Ahora tienes tu
casa grande
y yo me arrincono en ese
lugar en el
que cepillaba el pelo largo y
rubio sucias
las dos tú con una hija dentro
fumabas
reías ahora retumba el deshielo
de las
traiciones y ya huyo de las palabras
que suenan
por si rompen los bloques que
me sostienen
con vida junto a la botella de agua
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