Amor, las luces de las
ventanas se apagan y la niña insomne comienza su labor de proteger a los
cuerpos que respiran en sus camas. Es un trabajo imposible por eso tiene
heridas en el cuero cabelludo y coloca sus peluches siempre en el mismo orden,
si no estallará la guerra, la bombona de butano, la muerte súbita. Amor, tú
estás conmigo dibujando figuras geométricas en el patio interior donde roncan
los ancianos. Solas. Tú y yo. Contra un mundo paralizado y vulnerable. Podrían
salir los guerreros del gran caballo y cortarles la garganta. Tantas noches
hemos pasado unidas. Tantas noches de boda. Tú dentro de mí removiéndome el
agua de la sangre. Yo llorando en silencio mientras recordaba los escaparates
encendidos de las tiendas cerradas. Tuyas son mis lágrimas de la niñez.
Tuyas son también las
canciones aulladas en la noche en los parques cuando los niños dormían tras las
crueles batallas campales en los toboganes que ya solo eran siniestros aparatos
apocalípticos. Tuyo es mi sexo de perra encelada. Te veo a través de la ventana,
blanca y hermosa, y follo contigo mirándote a los ojos mientras tú, mi amor
todopoderoso, elevas el mar, le das el cuchillo al asesino o preparas una
revuelta. Cómo no amarte, si iluminaste a las brujas y yo habría sido quemada
en la hoguera tras la orgía. Es ese mi linaje. Hoy el fuego son las píldoras de
colores, los informes médicos, los ingresos psiquiátricos. Yo solo quiero andar
descalza y desnuda bajo tu luz, amor mío. Y nadar en el mar al lado del
castillo cuando ya estás en lo alto. Pero vigilan y castigan a la lunática y yo
respondo tomándote como esposa como tú me tomas y me penetras.
Siempre hemos caminado juntas,
sellemos frente a la gente que amo un compromiso eterno con mis pies en la
tierra que alumbras. Yo, que me bañé desnuda con tu destello en verano para ser
aún más blanca, te ofrezco mi cuerpo lleno cicatrices que ya conoces. Hoy no
empieza una historia de amor, hoy yo, que a nadie pertenezco, me declaro tu
esposa aquí, en este bosque por el que un día volarán mis cenizas. Y bailaré
sobre mi futura tumba, amada mía, para festejar una unión inevitable porque,
cuando todo lo pierda, tú estarás allí acunándome, como siempre, a la niña
insomne, herida y muerta de frío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario