Hace frío
Las mujeres
quieren ser
los hombres
que fuman
juntos a la
intemperie con
la solapa
del abrigo sobre
sus cuellos
El humo se
confunde
con el vaho que
sale de sus
bocas mientras
hablan de
sus jornadas Pisan
sus
cigarrillos en la tierra
húmeda de
la noche Falta
poco para
la cena caliente
Las mujeres
quieren ser
los hombres
que fuman
mientras
remueven solas
el guiso
silencioso humeante
esperando
al esposo que
comulga con
el campo con
la noche
con su luna pronto
llenará su
boca de carne y
el cristo
crucificado hará
guardia
sobre sus camas
3 comentarios:
María, planteas un paisaje desolador de la voluntad íntima de la mujer. Yo creo que a veces nos queda algo del llamado complejo de castración...pero seguro que les pasa también a los hombres...esos millones de ellos que en la soledad de sus casas se visten como nosotras y se pintan los labios. Todas queremos probar...y probar...y se nos va a veces la vida en probaturas. Me gusta cómo escribes; hay mucha alma en tus palabras. Me llamo Rita Meunier Garcia. Besos.
Tienes razón, Rita. Por supuesto que este sistema patriarcal no beneficia a nadie pues no es más que un aparato de control tanto del comportamiento de los hombres como de las mujeres que da lugar a individuos con una libertad frustrada. De todo eso hablo en mi libro Niñas y en muchos poemas más. Pero en este en concreto, me baso en uno de Gamoneda y lo cuestiono. Gracias por tus palabras. Besos!
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