Soñé que
estábamos
en una casa
a las
afueras de Roma
Yo asomada
en una terraza
con un
vestido
blanco
miraba de frente
Te
acercaste a mí y
follamos Yo
seguí observando
apoyada en
la barandilla
Justo
delante fabricaban
barbacoas
de obra
Mis ojos
jugaban
con el
vacío lleno
de las
cosas que pasaban
como los
coches
por la
carretera
Comenzaste
a jadear y yo
sentí esa
envidia que siento
por las
mujeres
que se
tiñen de rubio
y hablan de
bolsos
Me
abrazaste y apoyaste
tu cabeza
en mi espalda
Intuí tus
preciosos ojos
Los míos
perdidos en las casas
de todo el
mundo
Tu esperma
resbalaba
por mis
piernas hasta llegar
a mis pies
y luego al suelo
En ese
trayecto pensé
en cómo
serían nuestros
hijos
descalzos poseer
esas baldosas
para siempre
tender la
ropa en la terraza
o hacer la
compra en el mercado
más cercano
Me di la vuelta
y te di un
beso que fue el roce
de otro que
ya te dieron
Y te amé
intensamente por
un segundo
porque supe que
en el fondo
eres una
buena persona
2 comentarios:
Resulta curioso la mezcla de romanticismo y glamour que desprende el poema y el barroquismo en forma de exabrupto que toma a veces el verso y la palabra. Me gusta el final porque es un the end demasiado previsible ... pero hay esa imagen potente de las baldosas en las que se nos pierde algo de nosotros interesante. Gracias me ha gustado me sentí cercano.
Gracias por tu comentario, Xavier. El feedback es para mí muy impotante. Un saludo!
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