No pienso hacer ningún juego de palabras con La Razón, me parece una cuestión muy grave como para tratarla de esta forma, y menos en los tiempos que corren, si es que corren. Tampoco hablaré de mi relación en el pasado con este espacio de recreo puesto que lo pasado pasado está. Así que, como de algo hay que hablar para acompañar este artículo, hablaré de lo felices que estamos Sandra March y yo de haber recibido este galardón (tampoco haré ningún juego de palabras con esta palabra, que quiere decir «premio o recompensa de los méritos o los servicios»; en fin, la RAE sabrá lo que dice) y de lo bien que nos viene de cara a la próxima publicación de nuestro libro «Cuervos vienen, carne huelen» pues es autoeditado por decisión propia (o autodecisión) y porque nuestro más que nunca amado Javier de la Fuente se ha convertido en editor (socio capitalista) incluso antes de que nos galardonasen ni nada. Y ahora queremos ser galardonadas de nuevo, esta vez por nuestros servicios y vender nuestros libros que tiene vida propia, estructura ósea y textura cárnica, además de un epílogo de mi otro yo Dionisio Cañas.
como siempre en este lugar donde lo besos son fáciles de ofrecer.
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