Yo tuve un hijo de rizos dorados que corría
torpemente por las calles empinadas de la
Alberca con un abrigo azul que recogía las
hojas caídas de los árboles en otoño en el
bosque Yo tuve un hijo que no sabía andar
que no hablaba nuestro idioma y que jugaba
con la espuma riendo en la bañera Yo tuve
un hijo que dormía con un cocodrilo gigante
y yo le contaba cuentos que decían que le
quería hasta la luna y vuelta Yo tuve un hijo
que venía a mi cama a dormir con los ojos
llenos de pánico que no quería comer y temía
que muriese Yo tuve un hijo que anduvo libre
por las frías calles de Venecia que vio las gárgolas
de Notre Dame que avistó tortugas buceando
en las aguas de Croacia Yo tuve un hijo que pesó
tres kilos cuatrocientos ciencuenta y midió
ciencuenta y seis centímetros tuvieron que
meterme cuatro manos dentro y sacarme las
vísceras no lloraba como los otros niños nació
a las 00:35 en invierno Yo una vez tuve un hijo
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