Íbamos a por uvas a casa de tu
hermana
cuando ella no estaba
para que no
se estropeasen Solo
caminar
hasta allí era un acontecimiento
Abrías la
verja negra y ante nosotros
un camino
entero con techumbre
para
recolectar Cogíamos la escalera
del garaje y
yo me subía a por los
racimos que
entre los dos encontrábamos
esquivando
los CD que había para que
no se los
comieran pájaros Yo llevaba
mi mono marrón
clarito y parecía desnuda
en aquel
túnel de cepas engarzadas por el
que la luz
luchaba para entrar dibujando
diferentes
colores en las uvas y en mis
manos de
pronto un brillo en las tijeras Qué
maravilla
estirar los brazos hasta lo imposible
ponerme de
puntillas en el escalón endeble
escuchar tu
voz abajo con la bolsa de plástico
que esperaba
recoger mi cosecha La de la izquierda
Esa que está
justo debajo de la hoja grande Instrucciones
que yo
seguía feliz por sentirme útil por ser una figura
elástica en
el vacío y abajo tu voz con la bolsa de
plástico cada
vez más llena o menos vacía Después
bajaría de
la escalera volveríamos a casa caminando y
para el
postre lavaríamos algunas uvas las pondríamos
en platos
que solo se tienen en las casas de campo y nos
las
comeríamos como no lo hicieron los pájaros
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