Tantas
veces he querido matarte
cortarte
los brazos hasta que un hilo
de sangre
apague los supermercados
Lanzarte
por la ventana entre las migas
del mantel
y que tu cuerpo retumbe en
los oídos de las camareras y que sus
bandejas
levemente vibren suene el hielo
en las
terrazas donde las personas
fuman cerca
de los carritos de bebé
Tantas
veces he querido que duermas
para
siempre más de cien años sin beso
sin luz y
sin palabras lejos de la cocina
Tantas
veces te he mezclado fregasuelos
con vino en
la última cena nauseabunda
desde el
frío suelo hasta el esófago que
arde y se
deshace como la arena en los puños
matar es
fácil pero quién soporta bajo la luna
el llanto
del niño que ha perdido a su madre
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